Hoy vamos a hablar de los estereotipos y de los estigmas que
la mayoría de la gente dice o piensa sobre todas las personas en general,
aunque me centraré más en las personas que sufren una enfermedad mental, ya que
en clase de Contexto de la Animación Sociocultural, tuvimos la oportunidad de
visualizar el vídeo “Las mil caras de la locura” y habla de este tema.
Las personas que sufren una enfermedad mental tienen
asociados una cantidad de estereotipos y estigmas, solamente por tener un
conjunto de cualidades, habilidades y características comunes “diferentes” al
resto de la población. Esto no debe ser
así, ya que siempre asociamos y etiquetamos lo que para nosotros y nosotras no
está dentro de nuestra normalidad, pero cada uno y cada una somos distintos, no
hay dos personas iguales.
Las personas con enfermedades mentales son seres humanos
como todos y todas los demás, solamente son diferentes, pero como cualquier
otra persona que no lleva el pelo largo, que no lleva el pelo corto, que no usan
falda, que no lleva pantalones… Todo esto lo creamos nosotros y nosotras, pero
con ellos y ellas más, ya que parece que son algo negativo para la sociedad, y
estoy segurísima que hay otras muchas más cosas que son peores para nuestra
sociedad.
Tenemos que cambiar el significado que tienen esas
etiquetas, ya que la sociedad las utiliza con una connotación negativa y cada
vez va a más.
Por esta razón, en el vídeo nombrado anteriormente, aparecen
varios testigos dando su opinión respeto a esto, opinan que quiénes tienen esa
visión de estereotipos hacia los enfermos mentales son ignorantes, no tienen el
conocimiento adecuado. Los últimos testigos del vídeo, opinan que al ya tener
esas etiquetas negativas no son aceptados ni aceptadas dentro de la sociedad en
la que viven y que gracias a los tratamientos han mejorado, por esta razón no
debemos catalogar a un grupo de personas con las mismas cualidades por igual.
Todos y todas debemos darnos cuenta de todos los
estereotipos y estigmas que les ponemos a las personas o a las cosas, ya que si
no empezamos mirándonos nuestro propio ombligo, la sociedad nunca va a cambiar.